La familia desempeña un papel preponderante en la educación de los niños. Desde su nacimiento, esta es la primera unidad de socialización con la que entra en contacto un niño y es la que proporciona los entornos y experiencias que los ayudan a desarrollar habilidades y valores necesarios para desenvolverse en la sociedad. Lo que inculquemos en el hogar y la forma cómo estimulemos a nuestros hijos influye en la forma en que se comunican, aprendan y se relacionen con los demás.
Si queremos hijos felices, la clave está en estimular la corteza prefrontal del cerebro, zona que se encarga de la atención, la concentración, la resolución de problemas y del control de los impulsos. Pero ¿Cómo lo logramos? Desde edad temprana, a los bebés se les estimula con luz, sonido y movimiento, pero a medida que van creciendo debemos buscar que los niños presten atención a objetos inmóviles, no luminosos, que sepan quedarse sentados cuando la circunstancia lo requiera y que aprendan a comer en familia sin un estímulo como la tablet o el celular.
| Captivando la atención de los niños y jóvenes. En la actualidad observamos que es más difícil activar la atención en los niños y jóvenes en las aulas, estos se distraen o aburren fácilmente tanto en la escuela como en el hogar; necesitan estímulos más intensos para mantener la atención pues buscan la inmediatez y cuando no obtienen lo que quieren, se produce un aumento de ansiedad en ellos. Cuando cedemos a las exigencias de nuestros hijos para evitar una rabieta o mala cara, estamos creando niños con cero tolerancia a la frustración, cuando lo que corresponde es activar la creatividad y el asombro que son ingredientes claves para el cerebro. |
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Creando el entorno propicio para el aprendizaje. Se recomienda a los padres dedicar tiempo de calidad a sus hijos, jugar deportes con ellos, armar rompecabezas, legos, leer, o realizar actividades al aire libre. Lo que los niños y jóvenes más desean de sus padres es tiempo; esperan ser escuchados y atendidos; necesitan ese contacto físico a través de un beso y un abrazo, necesitan escuchar un “te quiero” “estoy orgulloso/a de ti”. Este vínculo de amor genera oxitocina, la hormona que disminuye el stress y refuerza el sistema inmunológico. Las familias que son proactivas en la educación de sus hijos crean un entorno positivo propicio para el aprendizaje. Los padres que muestran interés por las actividades de sus hijos, que se involucran activamente en la educación de sus hijos forman seres seguros emocionalmente. No se trata de evitarles dificultades, o resolverles los conflictos que puedan tener con sus pares, sino de enseñarles a darles solución inteligentemente. |
| La importancia de la formación en casa. Aunque lo que se enseña en el colegio es muy importante, son la socialización y los valores que un niño recibe de su familia los que conforman su carácter y su comportamiento, creando una base sólida para un futuro exitoso. |
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En conclusión, la educación que un niño recibe de su familia tiene un impacto significativo en los resultados de su vida posterior.
Gina Higashi Geronazzo
Directora
El éxito estudiantil es un concepto que ha sido objeto de debate y reflexión a lo largo de los años. Cada vez más, nos encontramos con la pregunta de cómo se mide realmente el éxito en el ámbito educativo.
