El contexto actual ha cambiado mucho la educación: se acabaron los días de copiar información de la pizarra, de memorizar hechos y datos, de repasar para los exámenes continuos, como cuando yo estaba en la escuela y la universidad. Ahora nos encontramos en la era de la "educación holística".
La pandemia nos dio la oportunidad de poner en práctica los valores que antes apreciábamos y que, como sociedad, pensábamos que se estaban perdiendo; mientras vivíamos a la distancia, aprendimos a estar más cerca y a cuidarnos unos a otros. Curiosamente, ni una sola persona puede decir que no ha aprendido algo nuevo sobre sí misma en estos dos años de pandemia. Muchos han madurado, muchos han sufrido, muchos han crecido; pero lo más importante es que todos hemos aprendido.
La educación ya no se limita de ninguna manera a un aula, ya sea virtual o presencial. La educación para los adultos es la experiencia en el trabajo, la experiencia en la formación de familias, la experiencia de enfrentarse a nuevas situaciones y problemas. Muchas de estas situaciones son provocadas por factores externos que se apoyan en experiencias anteriores, en la determinación y el empuje para afrontarlas; pero, en última instancia, se trata de una cuestión de supervivencia.
Para los niños, su reto en el mundo actual es poder tener "experiencias" antes de poder vivirlas. Saber afrontar los imprevistos es la clave de la supervivencia moderna; los hechos y los datos ya no son el motor de las decisiones que todos tenemos que tomar en el día a día, sino lo que hacemos con el bombardeo de información que recibimos de todas las fuentes, digitales y analógicas.
La educación holística implica preparar a los alumnos para una vida adulta en la que les espera lo inesperado. Hay que exigir a los estudiantes que alcancen altos niveles de exigencia, permitirles explorar muchas vías de estudio y ocio, nutrirlos emocionalmente y guiarlos socialmente, así como establecer una brújula moral y ética que sea de su propia creación. Esto se basa en sus conocimientos, su argumentación, sus habilidades sociales, sus emociones, sus reflexiones, que, combinadas con esa moral y ética personales, crearán una sociedad que pueda mejorarse a sí misma y dejar el mundo y, lo que es más importante, la Tierra en un estado mejor que el que ellos heredarán.
Mark Scarlett
Director de Estudios Académicos - CPB